La promesa sigue intacta (I) y (II) + El timbre de la iglesia

«A los pocos meses de recibir la radiografía, Dalí conoce a una de sus bisnietas, que ha conservado la transmisión del secreto. Es un tesoro y, al mismo tiempo, un estigma familiar: el autor se había arrepentido, y la ocultación del ataúd estuvo motivada por condicionamientos comerciales. La burguesía parisina de la época no lo habría aceptado.
[...] El entierro de un niño se convirtió en una estampa tranquilizadora».

Fotografías: Roberto Ruiz